Wednesday, April 14, 2010
¡ Igualdad de derechos y en dignidad!
Se ha producido un cambio positivo en los EEUU con la aprobación de la Reforma de Salud. A pesar de una gran oposición de quienes consideran el tema de la salud como un asunto exclusivamente económico y político. Tampoco queda fuera de este enfoque la Educación. Tanto Salud y Educación se han manejado con criterios económicos y políticos y no con criterios morales y sociales, como debería ser. Estoy plenamente convencido de que la Salud y la Educación son derechos y derechos humanos fundamentales. Como también lo son la libertad de expresión, la libertad de movilización y de organización. Hablar de Democracia –o en nombre de la Democracia– desconociendo los derechos del ser humano, o haciéndolos prisioneros de intereses económicos, es entrar en el campo de la demagogia: pura retórica, declaraciones estériles. Como todo cambio implica afectar poderosos intereses, y estos intereses no se resignan fácilmente –acostumbrados a la práctica de la avaricia– han desplegado una campaña de desinformación, buscando como revolver las aguas y sacar provecho del río revuelto.
¡Suenan las trompetas anunciando un infierno terrenal! ¡Un Armagedón! Y hay que estar alertas, porque, como bien afirmaba San Agustín: "El avaro se parece al infierno: que cuanto más devora más quiere devorar". La desinformación ha tocado a las puertas de gente sencilla; cuya humildad debería merecer respeto y consideración, pero, por el contrario: a ellas se les presenta un panorama infernal, de parte de quienes son insaciables y quieren devorar más y más. Hay de todo un poco: desde buena fe hasta la maldad cubierta de preocupación piadosa.
Margarito es una de estas personas que viven de su trabajo y que, de buena fe, cree que se está atentando contra su libertad y poniendo en grave riesgo a la clase trabajadora. “Creo –pensaba Margarito– que lo que me dijo ayer Charles Snob es razonable: si se le ponen más impuestos a las grandes corporaciones y a quienes ganan más dinero repercutirá en nosotros los más jodidos; y hasta corremos el riesgo de quedar sin trabajo. Hasta nos podrían aplicar la receta, que con tanta dedicación y espíritu emprendedor, le han aplicado a los inmigrantes ilegales, valiéndose del limbo legal en que estos viven, convirtiéndolos en los sujetos excluidos y explotados por excelencia.
–Cómo te va, Margarito? Le dice Javier Isidoro a su amigo, al llegar.
–Muy preocupado, Javier Isidoro, ya que ayer recibí la visita de Charles y me dio tantas explicaciones sobre esto de la Salud, de la Educación y de la Inmigración, que me ha hecho pensar seriamente, y me parece que debemos cerrar filas con el grupo del NO –el grupo que se opone a todo lo que quiere hacer el gobierno– y que está afectando a nuestras "aliadas y hermanas" grandes corporaciones.
–Me parece, Margarito, que Charles Snob anda en campaña promoviendo alguna de esas candidaturas basadas en sembrar el terror en las personas mayores y en los más desafortunados de nuestra sociedad. El simboliza los Snobs que andan lanzando la acusación de socialistas a todos los que están empeñados en llevar a cabo políticas sociales: tan necesarias en este país donde, poco a poco, el trabajador ha ido quedando sin derechos y se están violando a diario sus derechos humanos. Tenemos que defender con nuestras ideas, y en todos los ámbitos, nuestro derecho a que se respeten nuestros derechos. Debemos levantar nuestra voz de igual manera, para protestar por las prisiones que están recibiendo, en Cuba, hombres y mujeres cuyo único delito es expresar sus propias ideas. Esto parece una sociedad feudal cuyo primitivismo ofende la conciencia de los hombres y mujeres libres del mundo. Indigno sería guardar silencio ante este atropello, como indigno sería permanecer indiferentes ante quienes quieren, en nombre de una libertad económica, atropellar derechos humanos fundamentales como el de la salud.
–No te extiendas tanto, Javier Isidoro. Aborda el tema de los impuestos que nos afectarán a todos nosotros si tienen que pagar más las grandes corporaciones y los que tienen mayor poder económico: ¿qué piensas de esto?
–Mira, Margarito: si seguimos ese criterio, lo mismo dirán del salario mínimo y habría que dejárselo a su discreción, pero, dada la crisis económica, argumentarán que la Patria exige sacrificios y que tendríamos que escoger: o el empleo sin ningún tipo de beneficio o el desempleo. En cuanto a las horas extras: habría que trabajarlas sin pago extra, o de lo contrario ellos eliminarán empleos. De la Salud ni decir nada, si ya ves como están sangrando porque se le está devolviendo al pueblo un derecho que había sido depositado en sacrificio ante el sagrado altar de la libertad económica.
– ¿Qué crees de los inmigrantes ilegales? ¿Piensas, Javier Isidoro, que es tiempo de una reforma migratoria?
–Este es un tema que demanda una respuesta urgente. Hemos visto como sujetos infames se han aprovechado de la condición de esta pobre gente y los han explotado por años: los ves arreglando jardines, los encuentras lavando carros, reparando casas y toda clase de trabajos menores; sin pagarles un sueldo justo.
En eso se aproxima con paso ligero y como enseñando muchas preocupaciones Mr. Charles Snob, quien dirigiéndose a Javier Isidoro y a Margarito, les dice con aires doctorales:
–Yo soy un defensor de la Democracia probado. Estoy en todos los programas de radio y televisión dando cátedra sobre derechos humanos y sobre la libertad. Día, tarde y noche hablo de esto. A fuerza de tanto hablar me he convertido en un palabrero importante, en un juez implacable de quienes no piensan como yo o como nosotros –ya que somos una secta política de estrecho y riguroso pensamiento– y les puedo afirmar que todo esto de la Salud es puro socialismo. Una ley que pone en peligro la santa libertad que nos ha producido tan buenos dividendos. En cuanto a la reforma migratoria: la apoyaremos dependiendo quienes participen en el proyecto, y no de acuerdo a lo que puedan ser las necesidades de este grupo, que no da su voto y por lo tanto, para nosotros, tiene una importancia menos que menor.
–Disculpa que te interrumpa Charles –dice Javier Isidoro– pero me parece que estás atentando contra el principio de la igualdad y de la justicia.
–Me da risa lo que dices, Javiercito, de verdad que estás en pañales. Yo –que soy un paladín de la democracia de tiempo completo– te puedo asegurar que la igualdad no existe y la Justicia es ciega; y sólo puede ocurrir el milagro de la vista si se le sacude con un respetable diezmo.
–“En la naturaleza no hay igualdad”. Ya he escuchado este argumento antes, Charles, y se llenan la boca los anti demócratas, disfrazados de pro democracia, repitiéndolo una y otra vez. Pero aquí no estamos hablando de que un gato sea igual a una rata: estamos hablando de igualdad de derechos y en dignidad. Aunque todos estos seres humanos callaran ante tanta injusticia, las mismas piedras gritarían.
–Vine hasta aquí porque sé que es costumbre de ustedes reunirse, y quiero invitarlos a una charla que daré el próximo viernes. En ella trataré sobre todos estos cambios que quieren introducir en nuestro país. Como adelanto les puedo decir que la era de cambio concluyó hace tiempo, que ahora estamos en nuestra era –que es la de la conservación– conservar todo aunque haya funcionado mal. Voy a denunciar a todos los que quieren cambios porque estos odian a este país. Cuando cometen la deslealtad de denunciar, como desastroso, nuestro Sistema de Salud que, a decir verdad, goza de una excepcional excelencia. En cuanto a estos inmigrantes: estos no son ciudadanos y por lo tanto no son sujetos de derecho.
–Dice Margarito: ¿Qué piensas Javier Isidoro? ¿Vamos a ir a escuchar esta charla que dará Charles?
–Me parece buena idea: así podremos debatir nuestras ideas; y podré recordarle a Mr. Snob que los derechos humanos no son derechos del ciudadano, sino de la persona. ¡Se siguen repartiendo las vestiduras de Cristo y sobre su túnica echan suerte!
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