Sunday, August 8, 2010
¡Costumbres añejas!
–Existe una seria preocupación en las filas del frente sandinista ya que ha nacido un viejo partido con nuevas características y con aires frescos, le dice Javier Isidoro a Margarito, y esto le podría causar un naufragio en las próximas elecciones.
–No entiendo, dice Margarito, esto de que van a naufragar y de que alguien nace viejo, es como algo sub-normal o un aborto de la naturaleza.
–Trata de entender Margarito, aunque resulte un poco complicado, lo que ha sucedido es que un zancudo de vieja data se ha metamorfoseado y se ha convertido en un fiero tiburón que ataca sin piedad cerca de nuestras costas y para mejor dar sus zarpazos se ha disfrazado con un trapo verde. ¡Peligro en nuestras costas!
–Esto sería muy grave dice,Margarito, ya que habría que alertar al pueblo del inminente peligro que corren nuestras costas, para que se encuentre vigilante y no deje que las fieras internacionalistas se apoderen de nuestras riquezas naturales. ¡Peligro con el internacionalismo capitalista!
–Te decía Margarito, que existe preocupación en cuanto a las futuras elecciones por el hecho de que todos ellos van montados en el mismo barco pestilencial donde el fin justifica los medios y cualquier descuido le puede costar a cualquiera hasta la propia vida.
–Yo no creo Javier Isidoro en esa preocupación ya que esos personajes son de una profunda religiosidad, creyentes fervorosos, de los de misa y comunión y ellos saben que ¡El que pierde su vida la ganará!...
Mira, ve, mira y repara, no te quedes en el solo mira,r dice Javier Isidoro
Se acerca con un gran rótulo Mr. Snob y dice nada más y nada menos que un gran “¡Sí a la reelección!¡Sí a la reelección!¡Sí a la reelección! –cuatro veces sí a la reelección–
–Cómo se encuentran el día de hoy, pregunta Charles, espero que no sigan hablando de lo que no saben y no se sigan atrincherando en fantasmas ideológicos, en acusaciones primitivas de derechas y de izquierdas; eso pertenece a otros tiempos superados a fuerza de tiempo y de "big money", desde que entramos en el período de la globalización.
–Estás equivocado Charles, dice Javier Isidoro, estábamos hablando de asuntos que son del interés de todos y que nos afectan a todos y eso es precisamente lo que se nos garantiza en un estado de derecho y en una democracia. Bueno, está bien si eso los hace sentirse bien, pueden hablar lo que quieran, pero sin resultados positivos para ustedes que no terminan de entender que estos tiempos pertenecen a las bodas religiosas entre el poder y el capital, estamos hablando de un nuevo pacto, un pacto fresco, bien cocinado, como un buen plato de comida acabado de sacar del horno y no de lo que ustedes hablan, que es como si fuera comida recalentada.
–Pero ¿qué tiene que ver todo eso con la campaña que estás haciendo a favor de la reelección?
– ¿Y de qué reelección?, pregunta Margarito. Aquí viene la profundidad de todo esto y es que nosotros podemos jugar en todas las canchas de fútbol y no se nos puede decir nada ya que tanto en Nicaragua como aquí en Miami contamos con una logística bien eficiente que sabe utilizar a todas las fuerzas que mueven la opinión pública para que nos presenten como corresponde a las actuales circunstancias, es decir, como verdaderos demócratas, luchando en medio de una gran tempestad para favorecer a nuestro querido pueblo, a gente sencilla y crédula como ustedes y es por eso que le estamos brindando al pueblo trabajador la seguridad de que ejercerá el derecho al voto y que no nos impondremos a la fuerza bruta. ¡Hablará la fuerza del capital!
–El asunto dice Margarito es que la Constitución no lo permite y es aquí donde estamos librando nuestra gran batalla, una batalla constitucional.
–Mira Margarito, yo creo que te deberías llamar Inocencio, le dice Mr. Snob, yo no estoy hablando de esa reelección; yo estoy hablando de la reelección del presidente de la empresa privada, que por eso es privada, para no dar cuenta a nadie de sus actos y contar con el aplauso de nuestros medios de comunicación-nuestros aliados naturales
–Parece algo así como comadreos periodísticos-políticos, dice Margarito.
–No es así, dice Mr. Snob, por eso cuando empezamos a conversar les dije que se conformaran con ir a las urnas, ya después les explicaré cómo funcionan, pero en asuntos de estado, de alta política, ustedes no deberían opinar ya que es muy cierto el dicho de que zapatero a tu zapato.
–Lo que pasa Charles, le dice Javier Isidoro, es que a ustedes no les gusta escuchar puntos de vista diferentes, ya que se encuentran como en una escuela de danza, defendiendo sus intereses que nada tienen que ver con los intereses de la nación. Parece que siempre están danzando sobre la cuerda floja y mantienen una especie de maratón para ver quién demuestra más resistencia en el brincar y el arrastrarse y por eso se asustan y se enfurecen de que la gente que según ustedes, no debe ni sabe pensar, los señale de contubernio y de defender un ¡capitalismo delincuente!; Hay que estar claros que también son socialistas, puesto que en el campo de las finanzas bien que saben socializar las pérdidas, pero privatizar las ganancias. Son capitalistas, son socialistas, son y esto como chiste, rojos y negros, verdes y por último amarillos pero cuando les conviene, ya que si mantienen el criterio de que zapatero a tu zapato. Esto equivaldría a decir ¡curas a las sacristías! y de esto no estoy tan seguro de que lo acepten con agrado ya que ustedes son parte de este estado confesionario. ¡Un pueblo santo!
– La verdad dice Mr. Snob, que la desesperación que tienen por el poder estos grupos, maestros por sus tapas incendiarias, han llegado hasta el sacrilegio, la blasfemia, la herejía y se han dedicado a hablar calumniosamente de su Eminencia como si fuera una Eminencia Verde ($$$$$$). No han reparado en lanzar acusaciones perversas contra nuestros hombres de gobierno (nuestros actuales socios),señalando más o menos que son el reflejo de Don Artemio Cruz, personaje de una novela de Carlos Fuentes; los acusan de ser revolucionarios conservadores, y que lo que poseen no ha sido conseguido con el sudor de la frente sino por medio del saqueo y del robo a los bienes del estado–A medida que seguía hablando, Mr. Snob perdía los estribos, y seguía gritando––Y ahora han llegado a la desfachatez que acusan a nuestro presidente de ser un dictador por no someterse a la letra muerta de una constitución que ha servido como una guillotina para descargar odios y venganzas políticas.
Yo creo seguía diciendo que lo que nos salva es una constituyente que nos abrirá el camino para entrar en verdaderos senderos de paz, justicia y reconciliación nacional y no seguir sometidos al capricho de hombres que viven del erario público y que su trabajo consiste en llamar al pan vino y al vino pan, probar que lo blanco es negro y lo negro blanco. ¡Una constituyente que trabaje para el pueblo empresario!
–Ahora entiendo tu posición Charles dice Javier Isidoro y de lo que estoy seguro es que vos apoyás las dos reelecciones; la cuarta del presidente del COSEP y la segunda o tercera del presidente Ortega y cuando hablás con tanta pasión es porque tu cerebro tiene como mobiliario una bolsa de billetes. ¡Cuánto hay que luchar por vencer a ejemplares de tu especie con esas costumbres añejas! ¡Costumbres añejas!
–Por expresiones como la tuya Javier, llenas de odio, es que me inclino a que todos nuestros actos sean bendecidos por hombres con inspiración divina, que sean ejemplos de humildad, de pobreza angelical y como dice Margarito, en forma un poco atropellada que forjemos una ciudad santa– termina diciendo Charles Snob.
–Los dos han hablado de una ciudad santa, dice Javier Isidoro, pues bien, en forma muy breve les narraré la ciudad santa de Gibrán: Se hablaba que en cierto lugar había una ciudad santa y el personaje del relato se decide a visitarla y para eso hace todos los preparativos necesarios y se lanza a la aventura quizás con la esperanza de encontrar un poco de paz espiritual con el consejo de estos hombres sabios que tenían fama de vivir en humildad y santidad. Le tomó varios días llegar a su destino pero cuál fue la gran sorpresa que se llevó cuando al entrar a la ciudad se encontró que todos los habitantes de la famosa ciudad santa eran tuertos y mancos. Como es de suponer todos sabían que éste era un extraño porque tenía sus dos ojos y sus dos manos. El preguntó si esa era la ciudad santa donde se vivía de acuerdo a lo que establecía el divino libro y todos los mutilados le contestaron que sí. Fue así que uno de los jefes lo llevó al templo para que participara de este ritual, pero en cuanto entró su susto fue aún mayor de lo que había visto por las calles ya que en el mismo altar pudo contemplar dos grandes montañas, una de ojos y otra de brazos, todos resecos. El hombre se indignó y preguntó quién había sido o quiénes los que habían cometido ese crimen de cortarles a todos sus brazos y ojos. “¿Quién fue?” “¿Quiénes fueron?” Así gritaba fuera de sí el que había llegado de tan lejos a buscar la paz y uno de los jefes con una pose de sabiduría le dijo:"Somos nosotros, hijo mío, quienes hemos dado ese castigo a nuestro cuerpo, porque Dios nos inculcó una gran fuerza de voluntad para arrancar el mal, el pecado que llevamos desde nuestro nacimiento. Le dijo al hombre que lo siguiera y yo me imagino que ya iba más muerto que. Lo llevó al altar donde le señaló un versículo esculpido y le pidió que lo leyera en voz alta aunque es de imaginarse que esa voz salió entrecortada:"Por tanto, si tu ojo derecho te fuere ocasión de caer, sácalo y arrójalo de ti, que mejor es que se pierda uno de tus miembros que no que todo el cuerpo sea echado en el infierno. Y si tu mano derecha te fuere ocasión de caer, córtala y arrójala de ti, que mejor es que se pierda uno de tus miembros que no que todo tu cuerpo sea echado en el infierno."Después de esto el hombre salió despavorido y quería regresar cuanto antes a su ciudad de origen donde no había fanatismos y el hombre no presumía de vivir en santidad sino de ser pecador y hombre.
–Mucho cuidado debemos tener con esos Estados confesionarios que son un homenaje permanente a la hipocresía. Qué bárbaros, qué criminales, qué infames, estas mentes pervertidas, grita con esquizofrenia Mr. Charles Snob, yo no puedo creer cómo estos elementos primitivos estaban desperdiciando esa mercancía en ese templo, si se hubiera establecido un pacto de nación; un acuerdo patriótico entre el gobierno y la empresa privada, esos ojos y esas manos hubieran producido extraordinarias ganancias. ¡No importa si esos ojos o esas manos eran de derecha o de izquierda! En nuestra patria esto no podrá ocurrir nunca ya que nuestros asesores económicos ya estarían montando una fábrica de ojos y de brazos en nombre de la globalización.
–Te lo dije Margarito, dice Javier Isidoro, cuando vi llegar a Charles: mira, ve y repara.
–Yo no me extraño dice Margarito, esas son: ¡Costumbres Añejas!
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