Saturday, January 8, 2011

¡La trilogía de la mezquindad!

"Nosotros los defensores del dinero del pueblo nos comprometemos una vez más a luchar para que el dinero de los contribuyentes sea usado responsablemente por el Estado y no se dilapide en áreas de la salud, de la educación y en estériles reformas financieras. Dichas áreas deben ser controladas estrictamente por el corazón y las buenas intenciones de quienes se encuentran ejerciendo su libertad en la dura tarea de consolidar la libertad de mercado. Tenemos que erradicar de una vez por todas la creencia de que el Estado tiene el deber de intervenir en estos asuntos y aclararle a nuestros electores que es peligroso tener un Estado demasiado regulador ya que esto atentaría contra la libertad y contra nuestra prosperidad. Su función debe ser lo más reducida posible y como consecuencia natural su eficiencia debe ser ejemplar." Así se expresaba HARPAGON en un importante Estado de los EEUU como representante del pueblo y por supuesto usufructuario directo de privilegios con los dineros del pueblo, por ser hombre público. Continuaba su intervención diciendo:"Es verdad que nosotros tenemos un seguro de salud muy especial y por supuesto privilegiado, pero lo llevamos como una carga para que el ciudadano común y corriente –que en última instancia es el que nos lo paga– aspire a tener uno igual y a establecerse como meta el tener lo que nosotros tenemos. Y será más meritorio el caso de los ciudadanos que no tendrán que recibirlo del Estado, sino por su propio esfuerzo dentro de un marco de absoluta libertad, declaro y repito que el Estado tiene que ser muy limitado para satisfacción de nuestra bolsa, la bolsa de la nación." Algunas personas pensaban Quijotescamente “¡Saco de maldades y costal de malicias!” Le llegó el turno al siguiente orador:"Hermanos de cruzada, patriotas ejemplares, defensores de los valores familiares y de los principios religiosos, dispuestos en este siglo, no a lanzar cargamentos de té al mar sino dispuestos en armonía con los tiempos, a arrancar la ciudadanía de los hijos de los inmigrantes no legalizados para que nuestra sociedad sea más transparente, clara y rubia. Nosotros les juramos que defenderemos al pueblo de la intervención del Estado y que demostraremos que la usura no es un robo cuando se resuelven los problemas de la gente y que dejaremos claro que hay dos clases de inmigración: la mayor y la menor y aunque es cierto que todos somos iguales no es menos cierto que algunos son más iguales que otros, somos hombres públicos que recibimos sueldos jugosos de este Estado que nos ofrece un seguro de salud que no goza la mayoría del pueblo norteamericano. Si bien es cierto que algunas veces aceptamos tratos preferenciales del Estado con nuestras empresas consanguíneas, lo hacemos bajo el criterio que es mejor que todo quede en casa."En medio de aplausos incluso de los que no entendían el idioma terminaba su encendida retórica con superioridad intelectual Mr. SHYLOCK. Con paso fatigado subió a la tribuna el tercer orador y dijo:"No sé, no puedo, no quiero, ya veremos, lo cierto es que tenemos que defender el dinero del pueblo, el dinero de ustedes y por supuesto el dinero de nosotros que es la fuente de la prosperidad nacional, no nos engañemos toda esta lucha que libramos sin tregua y sin descanso es por el dinero y no porque seamos materialistas sino por que amamos el crucifijo y por sujetarnos a él estamos dispuestos a dar la vida."Con estas palabras terminaba este otro personaje público llamado GRANDET. Estos tres personajes no solo poseen riquezas sino que son poseídos por las riquezas hoy a cargo de que se cumpla el “laissez faire” para tener al Estado sometido a sus caprichos y mezquindades, desprecian el paternalismo del Estado en lo que se refiere a políticas sociales, pero son sus hijos por herencia y por cálculo. La comedia Europea llegó a América disfrazada de servicio público, por eso vemos el desprecio hacia los hispanos de parte de esta Inmigración Mayor que vino en nombre de la libertad a desvirtuar la democracia al convertirse en más iguales que otros. Para algunos estos tres personajes representan los tres reyes magos que vienen a ofrecer oro, alabanza y prosperidad. Para otros vienen a ser como la trinidad del infierno o como la trilogía de la mezquindad. Con Sancho podemos decir:"Sean cananeas o hacaneas, poca diferencia hay." ¡Creemos en la resurrección de los muertos!