Sunday, February 13, 2011

¡ Los hombres jajá!

"Pobre Don Cándido, debe estar destrozado, se volverá como un alma en pena, no podrá resistir tanto dolor por la muerte de su adorado tormento, su amada Dulce". Así se lamentaba alguien que no estaba enterado de la historia y fama de este pueblo al que la picardía de sus mismos habitantes habían bautizado como el pueblo Jajá, en reconocimiento a la expresión de alivio que muchos caballeros emitían cuando depositaban en lugar seguro al adorado tormento; especialistas en rastrear pinturas de labios, de una religiosidad a toda prueba. En la inmensa mayoría de los casos habían aceptado con resignación cristiana la trinidad conyugal. Esa canita al aire o canitas al aire las pagaban estos señores con absoluta sumisión dentro de sus casas, todo el mundo sabía que quien mandaba era la Doña y la vida transcurría de forma apacible entre la resignación y la sumisión. Era lo que a fuerza de tiempo se llegaba a llamar amor del bueno. Se convertían en algo así como una sola alma, por eso cuando una dama de estas pasaba a ejercer su función de catadora de pintura de labios en otras regiones la gente se perdía en sus consideraciones y unos se lamentaban del viudo dándole muy pocos meses de vida. Otros, de memoria y lengua más vivaz, inmediatamente lanzaban un jajá, algo parecido a un proceso de liberación. Muy cerca de este pueblecito un grupo de damas se entretenía leyendo los obituarios, demostrando vivo interés en saber quiénes eran los viudos jajá del pueblo jajá. “¿Quién es el candidato?”– Le pregunta una amiga a la otra–“Bueno, si la que ya descansó es Dulce quiere decir que nuestro futuro es Cándido”. “A ver por cuál se decide esta alma en pena”– contesta la otra–“¿De qué hablan muchachas– les dice la madre de una de ellas–no puedo creer que ustedes tan listas e inteligentes puedan estar pensando en ningún jajá ya que son unos zorros irredentos que saben colocar una capa de azúcar sobre la mierda y pobre de ustedes si llegan a caer en esa trampa ya que caerán como las moscas que se posan en azúcar o en mierda”. La más lista dijo: “Creo con todo respeto que usted está equivocada con los hombres jajá, ellos en medio de su dolor emiten un sonido que parece una carcajada (jajá, jajá) pero es de satisfacción angelical ya que hasta el último día acompañaron a sus mujeres y con toda sumisión aceptaron la penitencia de mantener la cabeza baja en pago por los errores cometidos, por haber impuesto la trinidad conyugal”. “Vamos, vamos– grita una– se nos va a hacer tarde y tenemos que estar en el duelo para poder hacerle saber a Cándido que lo acompañamos en esta hora de música donde se oirán llantos y gritos y para que sepa que un puerto de salvación lo espera después de tantos años de tempestades y con su experiencia sabemos escogerá puerto seguro si no lo dejan en cueros sus hijas Anastasia y Delfina que precisamente están en primera fila y parece que tienen entre manos unas biblias que no son biblias sino calculadoras que pueden enterrar a Cándido en vida y dejarlo sin puerto seguro y en medio de más tempestades y nosotras viendo como este hombre de tanto sufrir tristezas se puede convertir en bestia”.

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