Wednesday, May 18, 2011

¡Las naranjas milagrosas del Estado de la Florida!

Como ha sido mi costumbre por la mañana, disfruto chupar una hermosa naranja, de buen color y de mejor sabor. En esa labor me encontraba precisamente hoy cuando pasó un buen amigo y me dijo con un rostro muy serio que cuidado desperdiciaba los hollejos ya que esas eran naranjas floridanas ,que habían adquirido en virtud de recientes acontecimientos una canonización frutal, habían pasado a ser frutas milagrosas. Lo que pasa me dijo el amigo, es que los grandes productores de naranja han ejercido su influencia política para engavetar una ley anti-inmigrante que su sola implementación les pudiera haber causado graves daños económicos. Ellos, que prefieren leer entre líneas o hacer mutilaciones o ampliaciones a los Evangelios, leen la carta de Mateo19, 29, a como sigue: "Y cualquiera que haya dejado casas o ranchos o casuchas, o hermanos o hermanastros, o hermanas, o padre o padrastros, o hijos, o tierras, ya sean éstas las del campo santo o cualquiera otra y encuentren acogida en otros lugares y trabajo en otras tierras, harán que esas almas generosas que les abren las puertas reciban en virtud de su espíritu generoso el CIENTO POR UNO". Está claro que sería un pecado que los frutos del señor se perdieran por falta de manos para recoger las cosechas. La verdad es que en este estado de la naranja han surgido líderes narcisistas que piensan que todo lo que hacen o dicen queda sacralizado y que han superado los milagros del Evangelio caminando no una vez, sino siempre, sobre aguas profundas. Sin embargo, no se dan cuenta que lo que están haciendo es caminar sobre charcos en medio de peces muertos (los aduladores) y muy lejos están de ganarse la confianza del pueblo trabajador (lo que tampoco les interesa) ya que han sabido retribuir el CIENTO POR UNO a las compañías de seguro que a su vez han sabido hacer uso virtuoso del proselitismo, una maldad y una virtud igualmente inhumanas. ¡La complicidad se compra! Estamos pues asistiendo a la primera carta a los floridanos que la podemos resumir así: "Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tuviera DINERO, vendría a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y me quedara sin DINERO, de nada me serviría. El DINERO es sufrido, benigno; el DINERO no tiene envidia, el DINERO no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad. El DINERO nunca deja de ser." El afán de dinero ha sido convertido en una virtud y ha dado nacimiento en plena modernidad a nuevos milagros como el de ¡LAS NARANJAS MILAGROSAS!

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