Sunday, October 30, 2011

¡Luvia de plumas, plumas de avestruces!

Desde la glorieta del parque central de Masaya, lugar ameno y muy concurrido, se encuentran en una mesa muy bien ubicada para apreciar las bellezas de la ciudad que pasan y posan, un grupo de hombres jóvenes y no tan jóvenes, que discuten civilizadamente sobre la situación política de Nicaragua y las próximas elecciones que ya están al doblar de la esquina. Falta una semana y el pueblo acudirá a cumplir con su deber en un pleno ejercicio de la libertad. Uno de ellos les dice que es admirable cómo el pueblo ha ido creciendo en cuanto a cultivar la paciencia– comparable a la ¡paciencia de Job! “Hemos aceptado que los políticos avestruces nos señalen el rumbo y cuando ellos están arriba todo está muy bien, pero cuando ellos están no digamos abajo pero fuera del poder, todo está muy mal”. Otro de los presentes muy dado a no tomar en serio lo que los políticos hablan, con una gran carcajada y casi ahogado por la risa y una buena fría dice, “entonces digamos que todo está muy bien y todo está muy mal (ja ja ja)”. El tercero que por cierto ya lleva la tercera ronda de unas cervezas bien, y que prefiere llamar al pan pan y al vino vino, les dice que ya está cansado de ver a tanto ladrón pasar como políticos honrados y ver a tantos honrados buscando aumentos de sueldo para llevar el pan a los suyos. El cuarto, que se siente comprometido con la causa del pueblo les dice que está terminando un pequeño ensayo donde habla de la nación invadida por una ¡lluvia de plumas, plumas de avestruces! Y es que ha sido moneda corriente el fingir amistad, el hacerse de la "vista gorda", el ocultar la cabeza frente al despojo de la patria–aunque ya se sabe que el ojo del avestruz es más grande que su corazón–para conseguir la coronación del ego. Pero lo más repugnante del avestruz es su dureza de corazón, su falta de sensibilidad, su maldad, frialdad y apatía y... (Lamentaciones 4:3) esa es la semilla que se sembró en el territorio nacional por más de quince años donde todo estaba al servicio de pequeños grupos en un festín interminable de privatizaciones, sin el menor respeto a los intereses del pueblo ¡El síndrome de la avestruz, la dureza de corazón y la mesa quedaba servida!¡Ahora se rasgan las plumas! “Vuelvan a ver” alguien grita en otra mesa, allá va la caravana de los aliados, son hombres verdes–oficialmente verdes–pero simbólicamente verdes $$$$$$$ que se quieren hacer pasar como azul y blanco ¡caballeros impecables, puñales de oro, tienen alas mas no vuelan, el diablo los junta! El primero que había hablado sobre la paciencia y sobre Job les vuelve a hacer mención de las Escrituras y les dice que nadie por mucho que se afane podrá añadir a su estatura un codo. Pero que sí cree que podrán añadir más de un codo en anchura y una vez sin plumas las que terminarán de perder en las elecciones se quedarán culones y culonas-al aire libre- Entonces terminan todos diciendo, a votar en libertad por la justicia para todos, por la solidaridad y por los derechos sociales que son el corazón mismo de una democracia real y de esta forma estaremos botando del escenario político a los pájaros peligrosos que tienen entrañas de maldad y cuyo gaznate es un sepulcro abierto...la siguiente ronda... Y a esperar la ¡Lluvia de plumas, plumas de avestruces!

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