Monday, November 16, 2009

La justicia es la paz

Quiero compartir, como es natural, con quienes lean estos comentarios, una edificante y enriquecedora parte de una amplia variedad de temas que, vía correo electrónico, he sostenido con Margarito, quien ya se encuentra un poco más animado a dar a conocer sus opiniones en su propio blog. Me manifestaba Margarito, ligeramente preocupado, que el escribir requiere ciertas formas y técnicas, las cuales desconocemos quienes no nos dedicamos a estas labores, a lo cual le respondí que no preste atención a quienes tienen como costumbre el estar buscando las puntuaciones y sintaxis. Esto lo dejó bien claro un gran escritor cuando llamó a este tipo de recursos y análisis simples: “tecniquerías”. Me manifestaba que, ante la situación un poco enrarecida que se vive en Nicaragua, él se mantenía en permanente oración, buscando que La Providencia iluminara a las partes en conflicto para que existiera la posibilidad real de favorecer al pueblo en sus demandas de justicia social, que cada día parecen más remotas, dado que la polarización no es favorable para Don Pobre. Le relaté la historia de dos pescadores, que leí en alguna parte y nunca olvidé por su gran enseñanza: estos pescadores se perdieron en medio del mar y les visitó una tormenta con furiosos vientos; algo que por su intensidad parecía sobrenatural. Uno de los pescadores le dijo al otro: "tenemos dos opciones, podemos orar o remar, ¿Cuál crees que debemos tomar?" El otro contestó: "¡Vamos a hacer ambas!" La hora actual nos impone la urgente necesidad de remar, remar y remar. No importa las condiciones y lo adversas que puedan presentarse, lo confusas por tener varios matices. Nos referimos a algunos acontecimientos como el de la marcha que se va a celebrar en unos días. Yo le expresé mi criterio a Margarito: que estaba de acuerdo en que todas las partes puedan participar cívicamente; que es un derecho de todos. Margarito piensa que será una marcha de grandes coloridos, algo así como con muchos tornasoles, como el de los pavorreales. Esperamos, me dijo un poco preocupado, que las plumas no cubran nuestro celeste cielo. Cree que si seguimos actuando con tanta insensibilidad y con tan alto grado de deshonestidad en el manejo de la cosa pública, estamos, poco a poco, labrándonos el camino al Infierno; donde será el lloro y crujir de dientes. Aunque esto es un poco discutible, ya que los índices de pobreza son tan grandes que nuestra gente, cuando alcanza ciertos años de poca vida y de dolor, gemidos lastimeros crujiendo los dientes (cuando los tiene) es un sello que bajan al sepulcro; ya sin ellos haber vivido su infierno en este Valle de Lágrimas. Para Borges lo que tiene de admirable el Infierno es su invención, y lo que a la vez le parece horroroso es el atributo de eternidad. Algunos teólogos afirman que eternizar el castigo es eternizar el mal. Estos son asuntos interesantes, los cuales no podemos dejar de comentar, y son temas que abordamos Margarito, algunos de sus amigos y yo; y que muy pronto estarán en su blog, que se encuentra en pronta construcción. Yo, mejor me apunto por la creencia del purgatorio como lugar de perfeccionamiento, pero aquí en la tierra. Estos han sido algunos de los temas que hemos tocado esta semana: hemos viajado de la marcha al infierno y del infierno al purgatorio. Todo esto teniendo como horizonte un hermoso y prometedor festín, cuyos árbitros son elegantes pavorreales de todos los signos y para todos los gustos. El cainismo de una sociedad se alimenta de las desigualdades sociales y económicas que van minando las bases de una convivencia nacional. Con hechos concretos como “la Justicia para todos, que es la Paz”. No sólo con palabras rechacemos la sombra de Caín y pongámosle un epitafio: "Aquí yace, bien sepulto. Fue niño, joven y adulto, pero nunca necesario. Sus restos deben quemarse para evitar desaciertos: murió para presentarse en un concurso de muertos”. No olvidemos que la Justicia es la Paz y el Derecho es Orden y Armonía.

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