Tuesday, November 29, 2011

¡El pueblo de Nicaragua rechazó el síndrome de Estocolmo!

– ¿Sabés lo que es el síndrome de Estocolmo?, le pregunta Juan Pueblo a Juan Dundo. – “No me interesa Estocolmo –responde iracundo el dundo– lo que me interesa es que se reconozca en todo el mundo que tenemos un presidente constitucional reconocido por la elite del pensamiento que son los verdaderos forjadores de la opinión pública en Nicaragual–la casa real del pensamiento –los que con admirable vocación cristiana se sacrifican por nosotros y hasta piensan por nosotros enseñándonos el camino del bien y del mal. Nos enseñan quién es el líder indicado en un momento determinado, quién debe ir en segundo lugar como estrategia y nunca como trampa. Y después del segundo lugar, colocarlo en virtud de un nuevo decreto como el nuevo líder...una gran tarea sobre los hombros de tan insignes patriotas.... y escucha bien Juan Pueblo, ya que si tenés memoria te vas a recordar que hasta hace poco en nuestros años de democracia una vez que se terminaban las elecciones todo volvía a la calma. Todo el mundo a su casa tranquilo y en paz sin alteraciones, gracias a la rectoría institucional de nuestros líderes que sabían mover con maestría las piezas-personas como el que juega ajedrez. Amaban tanto la pureza democrática que jugaban con guantes blancos y sin mancharse, aunque para ser honestos, hubo una pequeña mancha en el período de nuestra democracia de lujo. Fue el período de los Baltasares que jugaban a la política con los bolsillos llenos de lo que no era de ellos. Le dieron fuerza a la mentira institucional y alimentaron a sus representantes como verdaderos zancudos, pero a esos les llegó su sábado... –no hay plazo que no se cumpla, ni deuda que no se pague–los otros gobiernos fueron un crisol de transparencia y la prueba es que ningún organismo internacional se quejó de nuestras privatizaciones que hoy por hoy se colocan como los actos administrativos más limpios y democráticos de toda nuestra historia republicana. Si no lo ves así, pues sencillo te remito a la prensa que si ella lo dice es verdad y si es verdad lo dice la prensa.... –Escucha Juan Dundo, cuando te pregunté sobre el síndrome de Estocolmo (enamorarse o admirar a sus captores) lo hice pensando precisamente en Nicaragua, ya que hay quienes pretenden que defendamos a quienes se han cobijado con la bandera de la democracia para llevar agua a su molino. Han echado a pelear al pueblo contra molinos de viento, los que nos han utilizado en las urnas electorales para legitimar sus intereses económicos y sociales que están a miles de millas de distancia de los intereses de la nación. Un pueblo que solamente se le reconoce su valor como votante pero que se le niega hasta el derecho a opinar ya que esgrimen el argumento que no tiene los conocimientos necesarios para ser artífice de su propio destino...la realidad es que quienes han mantenido secuestrada la democracia en contra de los intereses del pueblo, hoy pretenden que ese pueblo se vuelva a poner las cadenas para satisfacer la codicia, avaricia y usura de quienes hablan por una democracia hueca sin alma, sin corazón, sin amor, sin solidaridad social, en fin, sin ninguna sustancia–una democracia de elite, una democracia de tambor(de mucho ruido). Quisiera terminar haciendo mención referente al libro los Doce hombres de Chesterton, ya que creo que ese mismo criterio debe aplicarse en todas las instituciones del estado. Es lo que está más cerca de una democracia con raíz y fundamento, una democracia real donde el pueblo que sabe dónde le aprieta el zapato pueda expresarlo con toda libertad y con toda dignidad... El cuento de Chesterton se refiere a que le tocó ser miembro de un jurado donde se juzgaba a un hombre por un robo de bicicletas y a una mujer por descuidar a sus hijos...en otras palabras, para no enfrentar la causa de los problemas se ponía mucha pompa en acusar lo que eran las consecuencias de estructuras de injusticia, de pobreza y de marginación...y pasa a defender la participación del pueblo en los asuntos de la administración de justicia: "Lo verdaderamente horrible de toda la administración de justicia, incluso de los mejores jueces y magistrados no es que sean malos(algunos son buenas personas) ni que sean idiotas(un puñado es muy inteligente).Es sencillamente, que se han acostumbrado, hablando con propiedad, no ven al acusado en el banquillo. Solamente pueden ver al hombre de siempre en su lugar habitual. No contemplan el imponente tribunal donde se imparte justicia, solo su lugar de trabajo. Por lo tanto, la civilización cristiana ha decidido muy sabiamente que en cada nueva ocasión reciban una transfusión de sangre e ideas nuevas procedentes de las calles...Nuestra civilización ha decidido, con toda razón, que determinar la inocencia o culpabilidad de alguien es un asunto demasiado trascendental como para confiárselo a los profesionales. Si desea iluminar un asunto tan terrible, solicita doce hombres de la calle tan ignorantes del derecho como yo mismo, pero capaces de sentir lo que yo sentí en el banco del jurado. Cuando lo que quiere es que se catalogue correctamente una biblioteca, conocer las dimensiones del sistema solar o cualquier otra cosa irrelevante, utiliza a especialistas. Pero cuando quiere hacer algo realmente importante coge a doce hombres corrientes que andaban por ahí. Si no recuerdo mal, el fundador del cristianismo no hizo otra cosa. –Lo mismo te digo Juan, que la democracia tiene que ser campo, ciudad, raíz y ala, canto, poesía, amor, sentimiento, alma y corazón y no puede estar secuestrada por guantes de seda, "especialistas" en el manejo del estado, por seres egoístas, fríos y arrogantes y por eso el pueblo tiene y debe denunciar a quienes fueron y pretenden seguir siendo sus captores. 1Cor 1,28: "sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte... y lo que no es, para deshacer lo que es”. Por eso termina diciendo Juan Pueblo que ¡el pueblo de Nicaragua rechazó con toda dignidad el síndrome de Estocolmo!

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