Sunday, February 26, 2012

¡ La santurronería es la forma más despreciable del orgullo !

Llegó el día de complacer a Blas y de acuerdo a lo acordado nos reunimos en el restaurante "Dumas"; llegué un poco más temprano de lo previsto pero desde el momento de mi llegada pude comprobar que todo era de primera, me recibieron los asistentes del estacionamiento, a quienes se les llama por casualidad o por sarcasmo “valet parking” y esto me imagino para que suene casi igual que “ballet” y de esa forma querer significar que bailan o danzan al tenor de la música de los carros. El primero que salió a recibirme me dijo, no se preocupe, Honorable, que su carro estará bien cuidado aunque no sea de la categoría de los honorables carros de los Honorables que aquí nos visitan con mucha frecuencia. Hasta ese momento me pareció que ese era un saludo muy peculiar de una persona y que era una forma de agradar a los visitantes, pero tengo que confesar que me llevé tremenda sorpresa cuando una vez dentro del restaurante el saludo de orden era “El honorable". Honorable eran las mesas, las sillas, el mantel, los vasos, los cubiertos, los floreros y la comida. Y por supuesto los Honorables visitantes...los únicos que no llegaban a ese título eran los del personal de servicio, pero a decir verdad estaban bien entrenados en dirigir el saludo y poner énfasis al honorable según el objeto o sujeto a que se referían... Otra cosa que hay que destacar es que el local está adornado con objetos brillantes; espadas que parecían de oro; hachas como serruchando cabezas; y en un lugar prominente un gran cuadro cuyo marco estaba bañado en oro con una gran espada y en el aire volando una oreja y abajo decía: Para que no olvidemos a Pedro. El siguiente salón estaba adornado con innumerables citas bíblicas, una de las que recuerdo por fácil de recordar por el ambiente era la siguiente: "Y puso mi boca como espada aguda". Recuerdo también otro cuadro con las imágenes de una espada, un hacha y una trompeta y afuera del marco se podía leer: “Nosotros somos los modernos Josué, Sansón e Isaías”. Hay que destacar de este impresionante lugar que las ventanas están como empañadas para que nadie –me imagino–se pueda distraer mirando hacia afuera y solamente tengan tiempo para mirarse ellos mismos, como aquellos autores de artículos de periódicos que escriben para ellos, para ver cómo lucen, para inflamar el ego, algo así como un narcisismo de papel que para desgracia de quienes les creen, juegan un papel importante en crear estado de opinión. Pero de la forma que sea son Narcisistas de papel... Ya una vez sentado en la honorable mesa me fue a atender un mesero que desde que lo vi me di cuenta que todo esto lo tiraba a relajo y lo primero que me preguntó fue que si yo era de Nicaragua, porque el cantadito no se me perdía. Empezamos a hablar y me dijo que él se reía de todo y de todos, que él necesitaba su trabajo y que sabía cuánto les gustaba el honorable a todos los que llegaban a este lugar y que no le importaba que fueran sinvergüenzas, ladrones, buitres o camellos, que él les decía honorables y lo demás lo decía de dientes para adentro...a lo que le dije que el lugar parecía un lugar muy cristiano o religioso por todas las citas de las Escrituras y hasta por la música de fondo que tocaba el "Angelus" “¡Y el verbo se hizo carneeeee y habitó entre nosotrooooooos!.. .” En ese momento se tiró unas carcajadas que terminaron con los susurros y cuchicheos que salían por todos lados y me dijo que si yo no sabía a estas alturas del partido que los diablos remedan a Dios; que hablan de Dios pero cagan demonios y que... En eso llegó Blas, como siempre tarde, pero esta vez venía bien trajeado y cargando una biblia. Lo primero que le pregunté fue que quién le había recomendado ese lugar ya que era de "copete" y los honorables vinos generosos seguro que costaban el honorable ojo de la cara. Me dijo que le habían dicho que este era el centro de operaciones de los que apoyan a sus candidatos–son tres, (el otro no cuenta) como los Mosqueteros–y que él no podía perderse la oportunidad de estar cerca de tantos centinelas de la verdad que como si fueran Querubines con sus espadas de fuego demostraban ser los verdaderos representantes de Cristo en la tierra... El mesero, que esperaba por nosotros le dijo que lo disculpara pero que estos eran Cristos al revés y que aquí en los EEUU, los candidatos que Blas apoyaba eran los verdaderos fariseos usando el látigo y patadas en contra de quienes no pueden defenderse y que nos hablaba con la confianza porque éramos Nicoyas... “aunque la verdad– siguió diciendo– eso de honorable es lo mismo que sucede con nosotros en Nicaragua y el uso del Don, ya que bien puede ser Don sinvergüenza, Don ladrón y cuando uno les llama Don se hinchan como sapos, la diferencia es que aquí recibimos órdenes que si no les llamamos honorables nos ponen patitas en la calle y como en todas partes, la calle está dura. Y para terminar quiero decirles– dijo– que las opiniones de esta gente son cosa juzgada, son sagradas y son verdaderos adoradores, pero de ellos mismos y no del prójimo...ustedes ni se imaginan lo que tengo que oír aquí, parecería que estamos como en la Santa Inquisición, pero que actúa como comisión de derechos humanos”... Pedimos dos copas de vino y aproveché para decirle a Blas algo que quedó sin terminar en nuestra reunión anterior y le comenté que en los 30 años de los Conservadores en Nicaragua, en su "democracia”, ni el pueblo, ni los pobres, ni las mujeres podían votar, elegir, ni ser electos, los que tenían ese derecho eran los miembros de la elite terrateniente, los que tenían un capital determinado o ciertos grados de educación y que esa República no es la solución para nuestro pueblo y que cuando escuchara decir que en ese período existía el "imperio de la ley “en parte era verdad ya que la ley estaba hecha a la medida de ellos y ellos eran juez y parte–no necesitaban quebrantar la ley–...La verdad que Blas casi ni me prestaba atención ya que estaba tratando de leer todas las citas bíblicas y ver los cuadros y estaba pendiente de lo que decían los honorables guerreros bíblicos que con frecuencia levantaban la voz y echaban sapos y culebras...–tal vez como una especie de exorcismo. Se acercó el mesero con una sonrisita burlona y nos ofreció la especialidad de la casa que era nada más y nada menos que una "honorable vaca sagrada". Blas se fue para atrás y por poco quiebra la honorable silla y dijo que qué era eso, que si estaba permitido por las Escrituras...pero al fin y al cabo el mesero nos convenció y pedimos dos "honorables vacas sagradas"... ‘Aquí les traigo la comida de los dioses, de los intocables, de los honorables, de los virtuosos, de los santurrones, para que después que se la coman hablen de día y de noche de las bondades del cristianismo, pero para los cristianos que piensen como ustedes, y para cuando emitan una opinión sea recibida sin derecho a réplica, como algo sagrado de una vaca sagrada (je, je, je)...” Tengo que declarar que antes de comer la vaca sagrada le hice una buena inspección ya que temía que por dentro estuviera verde de podredumbre, como verde estaba el "Gregorio a la vinagreta" que me comí engañado por el maquillaje que tenía. El plato estaba delicioso “ahora lo que nos queda esperar” dijo Blas, es que se cumpla lo que nos dijo el mesero y que nuestras opiniones sean de origen divino... yo le dije que lo más seguro que nos podía pasar si seguíamos viniendo a este lugar era llegar a tener opiniones o reflexiones bovinas. ¡Opiniones bovinas! Salimos del restaurante y escuchábamos la misma música del Angelus... "¡Y el verbo se hizo carneeeee y habitó entre nosotrooooooos!..." Antes de despedirme le ofrecí a Blas un libro de Dickens en el que dice "La tristeza de algunos hombres viene de que no creen en Dios; pero la de muchos más hombres se debe a que no creen en el diablo”, por eso le dije a Blas que no se dejara engañar por la publicidad que es muy ruidosa y engañosa y que nunca olvidara que la santurronería es la forma más despreciable del orgullo. ¡La santurronería es la forma más despreciable del orgullo!...

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